domingo, 28 de octubre de 2012

PHILIP K. DICK - Ubik (1969)


Estoy teniendo algún problema con la visualización de las entradas. Es absurdo, como algunas de las cosas de blogger, pero lo iré solucionando. Perdón por las molestias.



Decía Segismundo en su famoso monólogo de “La vida es sueño” que “Yo sueño que estoy aquí/ destas prisiones cargado,/ y soñé que en otro estado/ más lisonjero me vi./ ¿Qué es la vida? Un frenesí./ ¿Qué es la vida? Una ilusión,/ una sombra, una ficción,/ y el mayor bien es pequeño:/ que toda la vida es sueño,/ y los sueños, sueños son”. Pues de esto va la novela de Philip K. Dick, Ubik, que juega con el lector a hacerle creer que el sueño es la vida, y que la vida es el sueño, para luego dejarle desamparado, aferrado a aquella solución que le sea más placentera.

Sin ser Calderón, Dick construye un relato en el que la criogenización es la solución a la muerte “definitiva”, y donde nada es lo que parece, salvo Ubik, un elixir que aparece periódicamente en el relato como el símbolo del anclaje con la realidad, como la constante que permite saber al protagonista dónde y cuándo está. Porque la maestría de Dick para llevarnos por cualquier lugar, traernos, dejarnos aparentemente plantados, y luego

sábado, 13 de octubre de 2012

JONATHAN CARROLL - Sopa de cristales (2005)


Tengo un doble sentimiento hacia los libros llamados de autoayuda. Les guardo cierto aprecio porque considero que los leen gente que busca respuestas inmediatas a problemas personales. Pero no puedo dejar de pensar que se trata de libros tremendamente aduladores que dicen al lector lo que quiere leer; es decir, que es maravilloso y fantástico, y que su problema radica en que su enorme potencialidad no se desarrolla porque hay barreras que se lo impiden. La solución es un decálogo de sencillos pasos para encontrar un camino mejor, que el autor ha descubierto y que quiere transmitir por puro altruismo. Esto no está mal, pero esta conmiseración me da un poco de repelús. Cuento esto porque Jonathan Carroll explica en Sopa de cristales cómo

sábado, 6 de octubre de 2012

ROBERT A. HEINLEIN - Estrella doble (1956)



Mark Twain dio a la imprenta El príncipe y el mendigo en 1882, contando la historia de dos niños iguales, pero de condiciones sociales distintas, que intercambian los papeles sin que nadie aparentemente se dé cuenta. poco después, Anthony Hope escribió El prisionero de Zenda, en 1894, en la que un individuo común se ve en la necesidad de suplantar al rey para detener una conspiración política. Desde entonces hasta que Heinlein publicó Estrella doble, en 1956, se hicieron de esta novela hasta cinco versiones para el cine; la última en 1952, dirigida por Richard Thorpe y protagonizada por el repeinado Stewart Granger; esto es, cuatro años antes de que nuestro querido autor diera a la imprenta su novela. Recuerdo perfectamente la película; no en vano la echaron en la tele unas mil o dos mil veces cuando era un adolescente. Es más; en el

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