domingo, 27 de mayo de 2012

ISAAC ASIMOV - Segunda Fundación (1953)


Es divertido adentrarse en el ciclo de Trántor e ir sacando paralelismos con obras que han venido después. Quizá sea porque está ya muy visto hablar del ejemplo de la historia de Roma en la que se basó Isaac Asimov; aunque la verdad, no he visto mucho que se parezca a la caída de la República y la formación del Imperio. Y una sola frase al final –“Todos los caminos conducen a..."- no hace un argumento basado en la Historia de la antigua Roma.

Con Segunda Fundación doy por cerrada la trilogía de la Fundación. Lo digo porque en una ocasión, una persona me dijo que el ciclo no eran las tres novelas conocidas, sino hasta dieciséis. Entiendo que trilogía, saga y ciclo no son lo mismo, pero bueno. No lo pongo en duda, pero por mí, y mirando a algunos expertos, vale.

domingo, 13 de mayo de 2012

H. P. LOVECRAFT - La llave de plata (1929)

Creo que cualquiera que llegue a la madurez se puede sentir identificado con los primeros párrafos de este relato de Lovecraft. No tanto con el tono conservador que destila, en el que desprecia los principios de la modernidad y el curso de la civilización, sino con la pérdida de la capacidad para imaginar, la ensoñación o la fantasía en el paso a la edad madura. Transformados por el entorno social, ese yo imaginativo que se quedó atrás sólo tiene un momento para manifestarse: durante el sueño, donde el inconsciente recrea los mundos, las situaciones y los personajes que la vigilia y la realidad mantienen arrinconados.

Al cumplir los treinta años, Randolph Carter había perdido la "llave de la puerta de los sueños" porque el materialismo y el racionalismo "le habían encadenado a las cosas de la realidad". Las costumbres sociales y los "filósofos" le dijeron que si soñaba

sábado, 5 de mayo de 2012

H. P. LOVECRAFT - La declaración de Randolph Carter (1925)


Rafael Llopis dice en la introducción al libro Viajes al otro mundo –o quizá fue en otra-, que había quien pensaba que se leía a Lovecraft por su magnífica prosa. No era por esto, replicaba Llopis, sino por su habilidad para crear atmósferas que producen sensaciones. Así es. En un párrafo de quince líneas Lovecraft es capaz de sumergir al lector en el ambiente más oscuro, fétido, inmemorial y húmedo que se pueda imaginar. No hay una prosa fantástica, sino una fantástica forma de construir prosa.

La declaración de Randolph Carter es uno de esos relatos. Inicia el ciclo de sus viajes a otra dimensión, que si bien tiene algún nexo de unión con los mitos de Cthulhu parece salir más

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